Último mediodía junto al cantero
Todos los mediodías al
volver a mi casa paso por la esquina en la que se juntan todos los jóvenes a la
salida del colegio. Siempre están todos juntos compartiendo almuerzos,
gritando, hablando de temas del colegio alrededor de un cantero el cual algunos
utilizan como asiento o para apoyarse. Cada vez que paso, me llama la atención ver
a uno de los jóvenes sentado solo contra el cantero, dibujando sobre este, pero
a diferencia de los demás se lo ve solitario, angustiado mientras que el resto
de los jóvenes están en grupos contentos, charlando, algunos siendo más
sobradores.
Un día cuando estoy por
llegar a dicha esquina en la que se ve a muchos jóvenes amontonados, más de lo
habitualmente, y al acercarme veo que un grupo de esos chicos estaban golpeando
e insultando sobre ese cantero al joven que siempre lo veía apartado. En ese
momento no dude en llamar a la policía y meterme para defender y sacar de allí
a ese joven maltratado. Lo invité a entrar al patio de mi casa, le di algo de
tomar y le pregunté sobre lo que había sucedido, si quería podía contarme.
Primero no quería hablar, pero entre un ida y vuelta de palabras y dándole confianza,
me terminó contando muy angustiado que en ese colegio lo discriminaban,
maltrataban por ser de piel más oscura. Y en ese momento me hace un comentario
que me deja muy impactada: “Si matas una cucaracha eres un héroe. Si matas una
hermosa mariposa, eres malo. La moral tiene criterios estéticos” refiriéndose a
cómo actúan esos jóvenes según la apariencia física de cada uno. Entonces yo le
dije que tiene razón vivimos en una sociedad que se maneja de esta manera pero está
muy mal, eso lo tiene que hablar con sus padres, directivos del colegio y con
todas las personas que él crea necesario. Antes de irse el joven ya un poco más
tranquilo y dándome las gracias por lo que hice por él, decido darle un último
consejo en el que le dije “callar es peor, todas las cosas silenciadas se
vuelven venenosas” para que pueda hablarlo y no se lo guarde porque podía
llegar a consecuencias extremas y peligrosas para él mismo.
Después de ese mediodía yo
seguía pasando por esa esquina pero pasaban los días y no volví a ver más junto al cantero a ese
joven, espero que haya tomado una buena decisión en la que siga con su vida
felizmente tal y como es, sin haber llegado a circunstancias más graves.
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